Cuando se va un amigo
Luis se fue, jo, qué tristeza. Cuando recibes una noticia así, te quedas paralizado y lo primero que te viene a la mente es, pero si yo la semana pasada, ayer… estuve hablado con él y estaba muy bien. Para Victoria, su mujer, más próximo, hace un rato cuando salía de casa” hasta luego Luis, cuando regresarás”. La mía probablemente habría añadido “compra pan”. No sé si a Luis le gustaba Alberto Cortez. A mí me vienen a la mente esos versos cantados roncos de” Cuando un amigo se va queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”.
Luis Zurera era el amigo por excelencia. ¿Quién podría no ser amigo de Luis? Entrañable, humano, profundo, serio, polifacético y trabajador infatigable. Yo le conocí con estas virtudes, pero seguro que cada uno de sus amigos podría añadir algún otro calificativo positivo de su persona.
Siempre me sorprendió y gustó el cariño y respeto mutuo de Luis con Miguel Canis. He oído hablar a uno del otro y viceversa. ¡Qué cariño, respeto y admiración se profesaban!
La lealtad a los amigos, a tus compañeros de viaje, es algo que se lleva poco, ha desaparecido de los manuales de conducta. Todo lo contario, hay que estar vigilando con el rabillo del ojo para que el de al lado no te empuje y tire al suelo. Luis se vestía todos los días de honradez, honestidad, altruismo y generosidad.
Luis, ahora que se ha ido, seguro que ha dejado un vacío en su familia. Muchos intervencionistas, la mayoría os intentamos recomponer con nuestro cariño. El doctor Zurera con su marcha, deja un enorme hueco, difícil de rellenar en el hospital Reina Sofía, en su Córdoba natal. Vosotros, sus compañeros, auxiliares, técnicos, enfermeros y médicos del servicio de Radiología Intervencionista seguro que todavía tenéis congoja y sobresalto en el corazón. No obstante, seguro que vais a experimentar consuelo y animo cuando sintáis la voz y la fuerza de Luis en el quirófano cada mañana durante el trabajo.
Luis, quiero decirte adiós con las palabras de Mario Benedetti: “Claro que voy a despedirte, no sé por qué no lo hice antes. Será porque tienes tu propio método de hacerte necesario”.
Miguel Ángel de Gregorio